miércoles, 13 de abril de 2011

EL AS BAJO LA MANGA

Es ese el instante, el instante en el que nuestras miradas se cruzan y se detienen. Fijamente, nos miramos. Es ese el instante eterno para nosotros, un instante del que solo nosotros nos damos cuenta. El mundo ignora esa mirada, ese guiño de ojos cómplices nos hace especiales. Ambos recordamos tímidamente aquel juego en el que te hice entrar, quizás nunca tuve que haberme arriesgado, quizás haya sido lo mejor o, simplemente quizás, haya sido lo peor. Las cartas no se pusieron encima de la mesa, alguien se guardó un as bajo la manga. Las dudas se abalanzan sobre mí…es tan inquietante.

Solo quiero saber por qué a veces me gustaría perderme en tu mirada, adentrarme en tus pensamientos. Descubrir lo que piensas es mi mayor meta, saber si piensas en mí…

Mis cartas se han terminado, solo me toca esperar. Ya no puedo hacer nada más. ¿O quizás si? Eso solo puedes decírmelo tú, pues aún te quedan todas tus cartas.

Quiero que el miedo al mundo desparezca, el miedo al engaño, a la mentira. Que todo sea una farsa. Quiero que pienses por ti, y no por el resto del mundo, que pienses en tu felicidad y que decidas lo que está bien o lo que está mal.

A veces me gustaría saber que pasará entre nosotros, si este juego terminará en empate o alguien dará el “jaque mate”, si esas miradas se fusionarán y si esos sentimientos serán los mismos…pero, quizás, si lo supiera no lucharía de la misma manera con la que lucho ahora. Quiero descubrir que un día has lanzado todas las cartas, que las has puesto sobre la zona de juego y que me has quedado las cosas claras, que has quedado el tablero despejado. Entonces, y solo entonces, el juego habría terminado.

Quiero que, aún así, te guardes siempre un as bajo la manga para decirme que me quieres…

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